El valor de la privacidad
En un mundo hiperconectado, donde nuestras vidas giran en torno a las redes sociales, las aplicaciones y los servicios digitales, «Privacidad es Poder», de Carissa Véliz, emerge como un llamado de atención imprescindible. Este libro plantea una pregunta urgente: ¿hasta qué punto hemos sacrificado nuestra privacidad por la conveniencia digital? Y, lo que es más importante, ¿qué significa esto para nuestra libertad y derechos como ciudadanos?
Carissa Véliz empieza por recordarnos algo fundamental: la privacidad no es un lujo, es un derecho humano esencial. Sin privacidad, se abre la puerta a la manipulación, la discriminación y la pérdida de control sobre nuestras vidas. Pero este derecho no solo protege al individuo, sino que también es un pilar para el funcionamiento saludable de las democracias y las sociedades libres.
Comparativa: privacidad como activo colectivo e individual
La privacidad no solo resguarda nuestra intimidad, sino que actúa como una salvaguarda contra el abuso de poder. Por ejemplo:
A nivel individual: Cuando compartimos datos personales como nuestra ubicación, intereses o patrones de consumo, permitimos que empresas o gobiernos utilicen esa información para influir en nuestras decisiones. Los algoritmos pueden mostrarnos anuncios específicos, restringir qué vemos en redes sociales o, en casos extremos, bloquear contenido que desafía ciertas narrativas.
A nivel colectivo: La acumulación de datos puede generar desigualdad de poder. Por ejemplo, en China, el sistema de crédito social utiliza la vigilancia masiva para premiar o castigar comportamientos, limitando libertades básicas como viajar o acceder a servicios públicos. Este sistema afecta tanto a individuos como a comunidades completas, instaurando un modelo de vigilancia opresivo.
Ejemplos recientes de pérdida de privacidad
El caso Pegasus (2021): Este software espía, utilizado por gobiernos de todo el mundo, demostró cómo la tecnología puede violar la privacidad de periodistas, activistas y políticos. La capacidad de espiar dispositivos móviles no solo pone en riesgo la seguridad personal, sino también la libertad de expresión y la democracia.
TikTok y la recolección de datos: TikTok, una de las plataformas más populares, ha sido criticada por recopilar grandes cantidades de datos de usuarios, incluyendo información biométrica como patrones faciales y de voz. Aunque esta práctica también ocurre en otras plataformas, la preocupación aumenta dado su vínculo con empresas chinas y el potencial uso de datos con fines estatales.
La pandemia de COVID-19: Muchas aplicaciones de rastreo de contactos implementadas para controlar la propagación del virus recopilaron datos de ubicación y salud. Aunque estas medidas fueron justificadas como necesarias, plantearon preguntas sobre hasta qué punto es aceptable sacrificar la privacidad en nombre de la seguridad pública.
Privacidad como condición para la libertad
La privacidad nos da el espacio necesario para pensar, expresarnos y actuar sin temor a represalias o manipulaciones. Sin ella, nuestras decisiones pueden no ser genuinas, sino respuestas condicionadas a influencias externas. Por eso, la privacidad no solo es un derecho individual, sino un requisito para la libertad colectiva.
El argumento central del libro es que la información es poder, y quien controla los datos tiene una ventaja inmensa. Las empresas tecnológicas y los gobiernos recolectan cantidades masivas de información personal, creando un desequilibrio de poder que amenaza nuestras libertades.